¿Qué es la Psicología Perinatal?
Artículo publicado por el Grupo de trabajo de psicología perinatal del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid en la Guia del psicologo 2016 Vol. agosto-septiembre n° 372
PSICOLOGÍA PERINATAL: El cuidado de los inicios/La doble mirada
La psicología perinatal, es un área de la psicología que abarca la etapa que va desde la irrupción del deseo de tener un hijo/a, pasando por la pre-concepción, la concepción, el embarazo, el parto-nacimiento, el puerperio y culmina durante la crianza temprana promoviendo la salud psíquica familiar, de la pareja, de la madre -o figura sustitutiva- y del bebé.
Se trata de un momento de crisis vital por el gran impacto emocional para los
adultos implicados y con consecuencias fundamentales para la salud mental
del bebé que nace y que repercutirán a lo largo de toda su vida.
Una serie de acontecimientos rodean esta etapa haciéndola especialmente
vulnerable y reclamando una particular mirada desde la psicología. Nos
referimos a la doble mirada, que es aquella que apunta no sólo al bebé, a la
madre o al sistema familiar, si no que ha de tomar en cuenta a todos los actores que participan del nacimiento de una nueva vida.
Cada vez hay más evidencia de la enorme importancia que tienen los primeros años de vida para construirse(constituirse) como una persona psíquicamente sana. Los profesionales de la psicología investigamos y nos formamos para conocer todos los aspectos involucrados en este maravilloso proceso de convertirnos en seres humanos. Se hace por tanto imprescindible hacer un recorrido profundo de los intensos desarrollos fisiológicos y psíquicos que los bebés tienen por delante, especialmente durante los tres primeros años de su vida. Como psicólogos debemos conocer y atender los aspectos emocionales de esta etapa, sin perder de vista todos los demás hitos evolutivos que acompañan a un crecimiento saludable, siendo fundamental hacer una revisión exhaustiva de los puntos claves a valorar, cuando este proceso de crecimiento no se desarrolla según lo esperado así como sus posibles consecuencias.
Sin embargo no podemos estudiar estos primerísimos tiempos sin tomar en
consideración la dependencia psíquica y biológica del niño respecto de sus
progenitores, en especial de la madre, lo que viene a reflejarse en la célebre
afirmación de Donald Winicott “El bebé no existe". No existe jamás por sí mismo, sino siempre y esencialmente como parte integrante de una relación. Esta realidad nos lleva a la necesidad de investigar y formarnos, a su vez, sobre cuestiones que atañen al género femenino, vivencias que transcurren en el cuerpo y en el aparato psíquico de las mujeres.
La maternidad constituye un fenómeno de dimensiones múltiples, que
históricamente se ha vinculado con la identidad de las mujeres, asignándoles un lugar y un papel social importante en el mantenimiento, reproducción y
transformación del orden social, en la transmisión de valores y creencias dentro de la institución familiar y, por otro lado, es una experiencia que condiciona profundamente la construcción de la subjetividad de cada mujer.
Las transformaciones socioculturales, han generado fisuras y quiebres en la
representación hegemónica de la mujer-madre. La apropiación de otras prácticas fuera del ámbito doméstico, la coexistencia de representaciones sociales que ya no definen a la mujer por la maternidad, junto con otras más tradicionales, producen cambios en el posicionamiento subjetivo frente a la maternidad, desde el que se toman decisiones como la planificación de la concepción o la interrupción de un embarazo. Dentro del imaginario social suele entenderse que un embarazo involuntario lleva a una interrupción voluntaria. Sin embargo, sabemos que puede dar lugar también a una maternidad deseada, de ahí la fundamental importancia de la presencia de un profesional de la salud mental en el acompañamiento frente la toma de decisión.
En este mismo sentido se pone de manifiesto la vital importancia del cuidado
de la salud emocional de la madre durante el embarazo, así como en el
momento del parto y en los primeros momentos tras el nacimiento del
bebé, tomando como eje las implicaciones para el establecimiento del
vínculo. Dichos cuidados no están contemplados por el actual sistema sanitario, a falta de la presencia de la figura del psicólogo perinatal tanto en los hospitales y centros de salud, lo que ha favorecido el desencadenamiento de trastornos perinatales de entre los cuales la depresión postparto sería paradigmático por su elevada incidencia. Habiendo evidencia clara de una morbilidad psiquiátrica significativa asociada con el nacimiento de un hijo y de que en el postparto hay un riesgo mayor que en otros períodos de la vida de una mujer de sufrir una descompensación psicótica o de un trastorno depresivo mayor, el papel de nuestra profesión se hace imprescindible.
Una mención especial merece el acompañamiento en el duelo, otro aspecto
específico de la disciplina cuya elevada frecuencia no rebaja su gran impacto
emocional. Los adelantos médicos y tecnológicos han reducido muchísimo los
índices de muerte infantil, sin embargo es bastante frecuente que se pierdan
embarazos, que mueran bebés durante el embarazo, al nacer o a los pocos días o meses. La Pérdida Perinatal puede tener efectos devastadores en la salud mental de la mujer, de su pareja y de los hijos ya nacidos o por nacer.
Es, por tanto, muy importante tener en cuenta que en cada circunstancia que
rodea al nacimiento se producirán ciertas manifestaciones que son habituales y otras que pueden ser una voz de alarma, por lo que es fundamental tanto no patologizar como detectar, diagnosticar y tratar precozmente cualquier tipo de dificultad. Para ello es necesario valorar las experiencias previas, saber si el embarazo ha sido planificado, tener en cuenta el momento de la concepción, si es fruto de técnicas de fertilización, factores de riesgo, aspectos de personalidad, aspectos culturales y religiosos, entre otros, a fin de realizar un diagnóstico diferencial y diseñar una estrategia terapéutica acorde a la necesidad de cada mujer, de cada niño y de cada familia. De lo que se trata en definitiva en este proceso, es de acompañarles y escuchar su historia singular.